“...en el mar, quien descubre el jigging difícilmente
vuelve a tocar una carnada en su vida...”
El jigging desembarcó en el Mar Cantábrico a través de especies como el abadejo. Una pesca en "boca de todos", pero practicada por pocos debido a su desconocimiento y sus dificultades técnicas.
Cuando empezó la fiebre del jig imaginé que su práctica no se iba a dar por los barcos que se acercan al curricán de altura, sino por la gran masa de pescadores que se aventura en embarcaciones menores en todo el litoral tras las especies más comunes y abundantes. Sin embargo la realidad hasta hora es distinta: todavía el gran público, está muy lejos de descubrir la pesca más simple y deportiva que nuestro mar puede depararnos.
El jigging tiene costos y requerimientos de equipo al alcance de todos. Este verano con su equipo de spinning y una cajita con media docena de jigs intente una pesca nueva que lo hará disfrutar a lo loco. Y piénselo como un camino sin retorno…..
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